jueves, 8 de diciembre de 2011

Eragon y el éxito del emprendedor

Un día que el joven Eragon trata desesperadamente de cazar a un ciervo porque el invierno se acerca y no tendrá nada para comer, en otro lugar, la elfa Arya se bate con el malvado Durza, sirviente  del emperador Galbatorix, para evitar que le arrebate un huevo que está en su poder. Al ser derrotada, Arya logra desaparecer el huevo con su magia y lo envía muy lejos de allí, hasta donde está Eragon.
El huevo, al que Eragon creía una simple pero hermosa gema, resulta contener nada menos que una dragona. Y allí comienza la historia: la dragona nace, Eragon se convierte en su jinete y juntos de dedican a plantarle cara nada menos que al mismísimo emperador Galbatorix, quien tiene y pretende seguir teniendo a todos sus súbditos debajo del pie.
Lejos de las críticas que ha recibido Eragon, o de que sea buena, mala o pésima novela, es cuando menos muy interesante la historia por la cual llegó a tener tan desmedido éxito en las librerías. Es bien sabido que lo más difícil para un escritor no es escribir -como si eso fuera sencillo-, sino publicar. Y por ello llama mucho la atención el cómo Chistopher Paolini, el autor de Eragon, logró convertir su libro en una obra de culto.
Paolini empezó a escribir su novela fantástica a los 15 años. Dos años después la mostró a sus padres y ellos, que estaban probando suerte como editores, decidieron invertir en el libro de su hijo. Los Paolini revisaron en libro, lo corrigieron, diseñaron la portada y finalmente lo imprimieron. Pero todo mundo sabe lo que pasa cuando una persona imprime su propio libro: no pasa nada. Y no pasa nada porque un libro no se vende si no se exhibe en las librerías y si no hay  una promoción detrás de él. Allí es donde entró la tenacidad de Paolini. Se dedicó a viajar por los Estados Unidos para promocionar su libro. Llegó a tener 130 presentaciones en colegios, librerías y bibliotecas entre 2002 y 2003.
Es cierto que para hacer tal tarea hace falta invertir capital, pero más que eso, mucho valor. Paolini era un jovencito que apenas salía de la adolescencia. Es difícil que alguien decida invertir su dinero en comprar un libro que ha escrito un semi-niño. Él sin duda lo sabía y no se amedrentó. Si alguien se dedica a buscar en las biografías de escritores famosos tratando de encontrar a algún adolescente que se haya aventurado a viajar para promocionar él mismo su  libro, quizás sólo encuentre a uno: Paolini. 
Finalmente, aquellas presentaciones vestido a la manera medieval, haciendo tal vez para muchos el ridículo, le retribuyeron a Paolini una fama que ya quisieran muchos autores de cabello y barbas blancas. Eragon es el primer libro del ciclo El Legado, que se ha vendido como pan caliente en todo el mundo y que se seguirá vendiendo bien quizás durante bastante tiempo.
Muchos críticos dicen que Paolini no sólo es mal escritor, sino que es demasiado malo. Pero como vendedor y como emprendedor resultó ser, a fin de cuentas, extraordinariamente bueno.

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